Límite
26 Mayo, 2014 – 14 Julio, 2014

A finales de los años sesenta, el filósofo Henri Lefebvre escribió y definió dos tipos de espacio: absoluto y abstracto. Absoluto siendo un espacio individual, fuera de las obligaciones de la ley, donde uno crea sus propias imágenes y símbolos, creando así su propio mundo. Llamó abstracto a un espacio determinado o controlado por una entidad, corporativa o gubernamental. Fue en esa época, durante una revolución en Francia que por poco colapsa al país, cuando la división entre el espacio público – gobernado por las corporaciones (consumismo) – y el privado, la gente (socialismo) – llevó a distintos pensadores a indagar y plantear miradas sobre el espacio que nos rodea.

Es con esta influencia en mente que Galería MÜ tiene el gusto de anunciar su transición de un lugar físico a uno virtual, uno en el cual los límites son definidos no por sus fronteras materiales, sino por la reflexión sobre sus posiciones en un mundo potencialmente sin lindes. Esta primera exposición vía Internet se titula Límite y presenta el trabajo fotográfico de Fernando Cruz & Raúl Cristancho, Jairo Llano y Mateo Gómez, cuatro artistas colombianos que tal como Lefebvre, encuentran el tema del espacio relevante, abordándolo desde conceptos como hábito, travesía y suposición.

Bogotá aparece como punto de interés de estos fotógrafos, tal vez debido a que por su tamaño y contexto socio-económico, ha sido lugar de lenta inmigración de personas de todos los extremos del país, que buscando trabajo y futuro han quedado sin tierra y con el anhelo de un espacio propio.

Con su serie A Place to Live, Mateo Gómez ha entrado en espacios tanto absolutos como abstractos, en los cuales ha encontrado una reverencia hacía la familia, el patrimonio, el futuro, la expansión y lo efímero. Podemos ver los espacios ocupados, usualmente confinados por paredes, cortinas o rejas tal como espacios vacíos para asumir en algún futuro.

Por su parte, las fotografías de la serie Bajo los Puentes de Fernando Cruz & Raúl Cristancho investigan el atributo de una ciudad bajo la influencia del crecimiento de su población, la cual en algunos casos ha quedado, literalmente, debajo sus puentes. El resultado es una serie de imágenes tomadas a finales de los años noventa, en las cuales la ciudad, entendida como el resultado de las definiciones impuestas por sus funcionarios, se ha apropiado de los espacios no-visibles, para convertirlos en espacios de contemplación.
En lugares donde usualmente encontráramos indigentes, ahora encontramos piedras actuando como cuchillos. Las fronteras de esos jardines son definidas por la sombra proyectada de estos puentes, lugares de paso para los caminantes entre su hogar y algún otro destino.

Jairo Llano ha tomado otra visión del espacio privado. Asumiendo así la forma de la arquitectura y por tanto, de un espacio interno. Un espacio que se convierte en lugar de encuentro o de consumo público, solo que bajo las dimensiones de una habitación privada. Se plantea la idea de que al ocupar el espacio público desde un punto de vista privado, podemos imaginar cualquier espacio, ya sea personal o vigilado por el gobierno o una corporación.

El juego de como definimos el espacio físico en términos Lefebvrianos nos hace pensar de nuestra realidad ya sea física o virtual. ¿Podemos asumir una posición absoluta cuando lo abstracto nos liga a una entidad o a la socialización de nuestra información y existencia?

Al leer este texto vía internet, somos automáticamente volcados a una conversación sobre nuestra percepción de lo virtual. La idea básica del Internet incluye la habilidad de buscar o recibir información sin las preocupaciones de un espacio abstracto – la vigilancia, el seguimiento. Pero con las noticias que han salido a la luz en los últimos años, nos hemos dado cuenta de que el Internet es un espacio puramente abstracto; el resultado siendo un deseo por ocupar el espacio virtual de una forma absoluta.
Este análisis de lo virtual es fácilmente aplicado a lo físico. Grandes ciudades como Londres o Nueva York no permiten que una persona está fuera de red. Las cámaras que nos rodean, nuestros celulares y el público general no nos permiten tener la capacidad de existir en estos espacios absolutos.

A partir de fotografías – aquello que consideramos real – podemos ver los límites físicos que definen los espacios rodeados por la humanidad. Respetamos los límites, pero en algunos casos, no creemos que deban existir. Estos fotógrafos nos muestran cómo podemos identificar estos espacios y apropiarnos de ellos, para entender así la forma y practicidad de su existencia, ya física o mental.