Susana Carrié

Falcón, Venezuela, 1962.


Bogotá es una fuente inagotable donde bebo todos los días, habitada por esos seres anónimos a quienes “robo” en situaciones casuales. La fotografía, en mi caso, es esa ilusión de apropiación pero también es una apuesta por redimensionar aquello que es “feo”, pues no se ajusta a las formas simbólicas establecidas. Mi foco de atención se fija en lo bizarro, en lo cómico y en lo insólito de lo cotidiano que a fuerza de estar tanto allí, ha ido perdiendo su visibilidad o su belleza se ha ido marchitando ante nuestros ojos.